«Algunas personas están sentando cabeza, algunas personas se están conformando, y algunas personas rehúsan a conformase por algo menos que mariposas».
Carrie Bradshaw
¿Te acuerdas de la serie “Sexo en Nueva York”?
Pues yo llevo toda la tarde recordándola.
Recuerdo. Cuando Carrie, escribía su columna. La admiraba. Me chiflaba.
Me parecía tan genial que le pagasen por escribir…Pensaba: ¡Jo! Como me gustaría poder hacer lo mismo.
Pero claro, era de esos pensamientos, que se quedan en la nada. Que no haces NADA para convertirlos en realidad.
Y hay otra cosa, que me traía “loca” de esta serie ¿Recuerdas cuando se llamaban a horas intempestivas? Una de ellas, iba rauda y veloz al encuentro de la otra.
Yo alucinaba. Oye, que tengo muy buenas amigas. Pero vamos, que si a alguna se le ocurre llamarme cuando estoy con Morfeo… ¡no sé yo!
¿Seré que no soy tan buena amiga? ¿O será que nunca me ha pasado? He pensado en esto demasiadas veces.
Además, todo era glamour. Escribía siempre con glamour esta chica. Daba igual cómo fuese vestida. Glamour por doquier.
Y bueno, ¿qué pasa que hoy me acuerdo de eso tanto? Pues resulta que a mí me están pagando ahora por escribir. No hago más que escribir y escribir ¡Toma ya!
Pero hay unas ligeras diferencias.
En mi armario, NO hay ni un par de zapatos de Manolo Blahnik. Y a mí, por si todavía no lo sabes, me chiflan los zapatos.
Tampoco tengo un Mister Big en mi vida. Y vaya, que pensando en el maromo aquel, ganas no me faltan. Dios mío, ¡como me gusta este hombre!
Tampoco tengo amigas que me llamen de madrugada, para ir corriendo a consolarlas. Nosotras somos más de planificar los encuentros. Tanto, que en ocasiones es más complicado verse, que pedir una hipoteca.
Y yo no tengo nada de glamour, ni mi casa respira glamour. Me rodean pelusas, pelos de perro, juguetes de bebé, chupetes, trastos por todos los lados.
Pero sobre todo, la mejor parte. YO.
Esa mujer que se sienta en el escritorio, y que lleva un moño de andar por casa, hecho con un lapicero y una ropa que no te pondrías ni para pasear a los perretes (creo que acabo de descubrir porqué no tengo a un Mister Big en mi vida).
Lo que sí es chachipiruli es que me paguen por escribir. Porque esto es cierto que gusta desde que era niña.
Una vez en quinto curso, el profesor nos mandó hacer una redacción tipo relato. El caso es, que me marqué tal texto, que el profesor quedó alucinado.
Eso sí, ya te digo yo, que si tuviesen que pagarme por hablar… no ganaría ni un euro.
Estaría todo el rato diciendo muletillas, palabras que no suenan bien. Dejando frases a medias y un largo etcétera, que no es nada correcto para encandilar al público.
Claro que todo esto, es percepción mía. Nadie me ha dicho nunca nada.
Pero yo lo sé. Y yo soy muy exigente conmigo misma.
Lo que sí me han dicho, es que soy muy natural. ¡Claro! si no filtro. No coordino. Como hablo muy rápido (otra cosa a revisar), mi boca siempre va más rápido que mi cerebro.
Así que me he propuesto aprender a hablar mejor. O, mejor dicho, con pausa y coordinando mi mente con mi boca. ¿Lo conseguiré?
Copywriter sin glamour. Pero, ¡a Dios pongo por testigo, que tendré mis Manolos! ¡Y que el próximo artículo que escriba, lo haré con un collar de perlas!
Eso sí, bien largo, como Carrie Bradshaw.
Si lo que de verdad te importa, es lo que pueda transmitir con mis palabras, entonces estás en el sitio adecuado.
Escríbeme y me pondré manos a la obra con tus textos. ¡Con o sin collar de perlas!